He sido creado para tener vida y salud. La felicidad y la vitalidad son mías por derecho divino, al nacer. La voluntad de Dios es que me cure y me restaure.
Si necesito salud, me veo como Dios me ha creado: completo, bien, perfecto. Me adhiero a la verdad de que con Dios todas las cosas son posibles. Rezo pidiendo curación, creo en la curación y espero la curación. A través de la oración me convierto en aliado de las fuerzas y energías de Dios, llevando salud a cada parte de mi cuerpo.
La fe es el medio a través del cual hago contacto con la ilimitada y eterna fuente de curación. Tengo fe y me afianzo en esta fe. El saber que puedo curarme disipa las nubes de preocupación y temor, y mi mente y corazón descansan.
Para los hombres esto puede ser imposible; mas para Dios todo es posible. Estoy vivo, con la vida del espíritu. Mi cuerpo irradia salud y perfección.
Gracias Padre porque esto es así.
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