Esta hermosa reflexión habla de dos hermanos que durante mucho tiempo trabajaron juntos codo a codo y un día se disgustaron, un pequeño malentendido que fue haciendo una brecha entre los dos con el paso del tiempo...
“Dios y el hombre estaban separados por un abismo, pero como el carpintero, Jesucristo en la cruz se ofreció como puente. Tú no tienes que hacer nada, el puente ya está ahí. Crúzalo y podrás recibir el abrazo restaurador de Dios”
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